La historia del espresso
No se puede contar la historia del café sin hacer varias paradas en el siglo XX. La primera, en 1901. Luigi Bezzara, un inventor de Milán, patentó una máquina que preparaba café a vapor. No fue hasta 1905 que Pavoni compró esta patente, la mejoró y la comercializó.
No fue hasta los años 40 que empezó la idea del espresso que tomas actualmente. Achille Gaggia inventó la máquina de espresso de palanca en 1948, añadiendo la ansiada crema, una característica del espresso.
Desde entonces, el espresso no ha hecho más que revolucionar la industria y la tecnología del café. Siempre ha sido el pionero e impulsor de este mercado. En los 60 aparecieron las máquinas de café automáticas (con bombeo eléctrico), en los 80 se expandió por el planeta y, actualmente, tomar un buen espresso es cuestión de apretar un botón.
Qué es un café espresso y qué tipos existen actualmente
Un café espresso se define como una forma de prepararlo que se caracteriza por un sabor y cuerpo intenso, de poca cantidad y la creación de una crema, o espuma espesa y dorada, en la superficie. Concentra y respeta los sabores y aromas que se han conseguido al cultivar el grano.
ESPRESSOS CLÁSICOS
Un espresso o expresso (ambas están aceptadas socialmente, aunque, al ser de origen italiano, es más correcta la primera) suele ser un café de 30 ml. El café espresso es la base para muchas variantes de café.
El double espresso, de unos 60ml, suele ser algo más fuerte y con más cuerpo, pues requiere de dos de las tradiciones. El ristretto es un espresso más concentrado, y la tradición italiana es tomarlo en un sorbo rápido. Suele ser de menos de 20 ml. Y el americano es un espresso al que se añade agua caliente, haciéndolo más similar al café filtrado, de menos intensidad y cuerpo. Al cortado le dedicamos una mención especial más abajo.
El espresso también es la base para varias recetas con leche. En recetas con leche que incluyen espresso, puedes descubrir desde el latte (mitad y mitad o hasta ⅔ de leche caliente) hasta el flat white (dos espressos y una capa generosa de espuma de leche) pasando por el cappuccino (dividido en tercios: café, leche caliente y espuma de leche).
Y no se puede terminar este recorrido por los tipos de espresso sin una mención especial a dos creaciones más recientes: el affogato, que añade una bola de vainilla; el breve, que reduce a la mitad la leche y la convierte en crema o nata; y el romano, con una rodaja de limón o cáscara para realzar los contrastes de sabores.
Espresso vs cortado: no los confundas
Tenemos un artículo hablando sobre el café cortado. ¡Echa un vistazo!
Aunque puede llevar a confusión, un cortado no es lo mismo que un espresso. El cortado nació en el País Vasco y de ahí empezó a conquistar el mundo. Consiste en preparar un espresso y añadir un chorro de leche caliente (muy poco, pueden ser unas gotas) para bajar la intensidad. Suele utilizarse leche vaporizada y, dada la poca cantidad, cualquier cápsula puede servirte para tomar un buen cortado. También puedes valorar aquellas pensadas para tomar 100% con leche.
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Lo que está claro es que el espresso es la base, la esencia de la industria del café que conocemos hoy en día. Es el primer paso para las recetas de baristas, pero también aquella solución rápida y perfecta para cuando vamos con prisa. Una historia de sabores, cremosidad e intensidad que no deja de reinventarse, sin perder la chispa del principio.